La Iglesia del Rosario tiene su origen en una ermita que se levantó a mediados del siglo XVI como sede de monjas agustinas en Cádiz. Desde mediados del siglo XVII albergó la cofradía de la Virgen del Rosario de los negros, advocación de la que tomó su actual nombre. La construcción original vino sufriendo varias reformas a lo largo del tiempo.
La Iglesia del Rosario tiene su origen en una ermita que se levantó a mediados del siglo XVI como sede de monjas agustinas en Cádiz. Desde mediados del siglo XVII albergó la cofradía de la Virgen del Rosario de los negros, advocación de la que tomó su actual nombre. La construcción original vino sufriendo varias reformas a lo largo del tiempo. Su fisonomía actual es de corte academicista de finales del siglo XVIII, obra de Torcuato Benjumeda.
Posee planta de cruz latina con tres naves, dividiéndose la principal en cuatro tramos separados por pilastras dóricas. La fachada se articula mediante cuatro pilastras jónicas que la dividen en tres partes, constando la central de un ático rematado por frontón triangular. La portada, de mármol, es obra barroca de origen genovés de principios del siglo XVIII. Esta está coronada por un amplio frontón con imágenes de la Virgen del Rosario, San Pedro y San Pablo.
El retablo mayor de la Iglesia del Rosario alberga en su hornacina central la imagen de la Virgen del Rosario, realizada a fines del XVIII. A los lados se sitúan las de San Servando y San Germán, atribuidas a Francisco de Villegas. En los muros laterales hay dos lienzos realizados por Juan de Herrera, que representan la Trinidad y la entrega de la casulla de San Ildefonso. El retablo del lado izquierdo tiene una imagen dieciochesca de San José. El primer retablo es del Crucificado de las Misericordias, de la escuela genovesa del siglo XVIII. A sus lados permanecen San Francisco de Borja y San Luis Gonzaga. A continuación, la importante imagen de la Virgen de los Ángeles, atribuida a Benito de Hita del Castillo, y policromada por Francisco María Mortola.