Hoy en la sección “Conociendo a” de nuestro blog visitamos a Maite Córdoba, que está al frente del Restaurante El Faro. Este es uno de los centros gastronómicos más reconocidos de la provincia de Cádiz.
Con ella conoceremos un poco mejor la historia del restaurante y su familia y lo que significa trabajar en un local tan emblemático. ¡Esperamos que te guste esta entrevista!
Nuestro pequeño cuestionario a Maite Córdoba
¿Podrías contarnos un poco la historia del restaurante?
En el año 1964 mis padres compraron, con un dinero prestado, la esquinita del Faro. A partir de ahí, poco a poco se fue ampliando. Comenzó siendo un pequeño local en el que se sacaban las cajas de pescado a la calle, se limpiaban y ahí la gente lo comía. Podemos comparar lo que hacían mis padres hace 53 años con lo que se hace en la calle La Palma hoy en día. Ellos, codo con codo, fueron sacando esto adelante.
Empezaron a contratar personal y, por cierto, en unos días se va a jubilar un miembro del equipo que lleva 47 años en el restaurante. Muchos de ellos llevan más tiempo que mis padres.
En cuanto al local, se fue ampliando: comenzó siendo Calle San Félix, número 15 para después ser ampliado hasta San Félix, número 13. Al estar compuesto por edificios muy antiguos hacemos muchas cosas, pero lo más importante de todo, el motor, son los cambios de cocina. Siempre estamos con alguna obra; tenemos algunas ya planeadas para el próximo año.
¿Cómo empezaste a trabajar en el restaurante?
Yo empecé aquí, en el restaurante, cuando terminé la carrera de Turismo. Me encontraba por aquel entonces en Marbella y, aunque tuviese allí trabajo, me vine para el Faro. Mi hermano Fernando era quien llevaba el Faro de El Puerto de Santa María. Necesitaba a alguien en la oficina y desde entonces permanecí aquí.
¿Cómo ha cambiado el restaurante en estos años?
Ahora van a hacer 30 años del Faro de El Puerto de Santa María, 25 años del Chato, 10 años de Barra Siete y también varios años del catering. Hemos ido creciendo como empresa. Tenemos centralizado todo aquí en Cádiz y, como comentó mi hijo Mario el otro día, trabajamos “7 días, 24 horas”.
Contamos con un personal muy competente, impresionante y maravilloso. Hay muchas cosas que el cliente no puede percibir cuando llega. Pero lo que sí tiene que detectar es que esto está súper limpio y súper cuidado.
Ahora, con la incorporación de Mario, estoy muy contenta porque le gusta mucho la cocina. Pero si antes podía desconectar del trabajo una horita por la tarde, ahora ya no puedo porque él no me deja. La verdad es que tenemos la suerte de hacer lo que nos gusta. También tienen sus contras los negocios familiares. Y cualquier negocio, pienso yo.
¿Cuál es el secreto del restaurante?
Son negocios en los que hay que estar muy pendiente, porque cada cliente es un mundo. El estado de ánimo de cada cliente cuando se sienta a comer cambia según quien sea. Nosotros tenemos que empezar a girar la tortilla y hacer malabares para que él o ella se vaya feliz. Que cuando se vaya ya no sea cliente, sino que pase a ser conocido.
Al fin y al cabo esto es nuestro restaurante, un sitio familiar con buen producto y con muchas horas y cariño invertido.
Gracias a Maite Córdoba por su tiempo y su trato durante la entrevista.