Un fin de semana en Tarifa puede dar para mucho. Un paseo en paddle surf por el río de la Jara o un curso de kitesurf en la playa de Los Lances. Una buena cena cerca del puerto marítimo o una salida a mar abierto donde es posible ver varios tipos de delfines y ballenas cerca de la costa marroquí.
Si te gusta hacer deporte en contacto directo con la naturaleza y sabes apreciar espacios naturales tales como Punta Paloma o el Parque Natural del Estrecho, debes visitar Tarifa al menos una vez en tu vida.
Alojamiento en el Kitecamp de Tarifa
Lo que se presentaba como un fin de semana en Tarifa lleno de lluvia, nubes y poco viento acabó sorprendiéndonos desde el primer día. Tras una mañana con algunas gotas, acabó abriendo el cielo y ya todo fue sobre ruedas en el pueblo de Tarifa.
Cuando llegamos al mediodía no esperábamos gran cosa, salvo otro camping más con bungalows y alguna que otra tienda de campaña. Para nuestra sorpresa, cuando aparecimos por la puerta del Kitecamp nuestras expectativas cambiaron muy positivamente.
Tras abrirnos la puerta Juanlu nos dimos cuenta que aquel lugar era uno de los sitios más especiales donde poder quedarse en Tarifa. Cabañas de madera y casas bajas con porche y tumbonas nos dieron la bienvenida. Aquel era el lugar perfecto para poder estar tranquilos, disfrutando del sonido de los pájaros y nada más.
Cuando conocimos a los dueños, Javi y Alberto, pronto supimos que el fin de semana iría cargado de diversión y buen rollo. Aquello era como una gran familia donde te hacían sentir unos más de ellos.
El sábado, tras un largo e intenso día de deporte, Javi, dueño del Kitecamp, organizó una barbacoa para todos los que estábamos hospedados en las cabañas. En ese momento nos dimos cuenta que aquel lugar era único. No podíamos haber elegido mejor sitio para disfrutar del fin de semana en Tarifa.
Conocimos gente de otros lugares, como holandeses que venían a practicar Kitesurf y un grupo de malagueñas que, tras su primera experiencia aquí, habían decidido repetir de nuevo este fin de semana. Tras haber pasado el fin de semana allí, no nos sorprende que hayan vuelto a quedarse en el Kitecamp.
Paddle Surf SUP y Kitesurf con Kitecamp
El sábado amanecimos temprano con la idea de hacer algo de deporte con Alberto, dueño de la escuela. Cuando llegó, nos ofreció varias opciones como senderismo por la montaña, Kitesurf o Paddle Surf .
Nos decidimos por el paseo en Paddle por el río Jara y un curso de Kite. Empezó explicándonos lecciones básicas dentro del camp sobre cómo remar y no perder el equilibrio.
Tras hinchar las grandes tablas y cargarlas en la furgoneta, procedimos a marcharnos hacia el lugar por donde entraríamos al río. No había más de 400 metros entre el camping y dicho lugar.
Estuvimos bastante tiempo navegando por el río en grupo, donde alguno cayó al agua debido al mal equilibrio o las bromas de algunos. En resumen, muchas risas y un tiempo muy agradable para practicar este deporte. Cuando volvimos al punto de partida decidimos acercarnos al mar, ya que este río desemboca en la playa de Los Lances. Una vez allí intentamos coger algunas olas con las tablas de SUP.
Se nos hizo un poco tarde pero, por suerte, para los tarifeños no hay hora exacta para comer. Decidimos acercarnos a un lugar cerca del camp y comernos un plato del día bastante bueno.
Una vez cargamos las pilas, fuimos de nuevo al camp a por el material para el curso de Kitesurf. Lo hicimos justo cruzando la carretera, en la playa de Los Lances.
Al llegar allí vimos cientos de cometas volando, la mayoría en la parte de la arena. Eran escuelas y, al igual que nosotros, estaban aprendiendo.
Tras una explicación teórica de Alberto como medida de seguridad, nos dispusimos a hacer volar nuestra cometa. Con su ayuda fue todo mucho más fácil. En esa misma tarde ya tuvimos gran control con la cometa. ¡Ya estábamos listos para una nueva clase dentro del agua!
Avistamiento de cetáceos con Turmares por el Estrecho de Gibraltar
El viernes, después de una mañana de niebla y algunas gotas, se abrió el cielo al mediodía. La temperatura era agradable y la luminosidad perfecta para salir mar adentro en busca de cetáceos. Estos animales fascinantes muy pronto se dejaron ver.
Cuando fue la hora de marchar, estábamos un gran grupo de personas que zarpamos del puerto en dirección Marruecos. No llevábamos ni 20 minutos cuando uno de los encargados del barco avistó un cachalote a lo lejos. Nos avisó y, curiosos, acudimos a la proa para poder divisarlo. Se dejó ver por la superficie varios minutos hasta que volvió a sumergirse en las profundidades y lo perdimos de vista.
Al cabo de unos minutos divisamos a lo lejos un gran número de delfines listados que se dirigían en manada hacia algún lugar del Atlántico. Al principio no pudimos acercarnos, ya que se dirigía un gran carguero en dirección contraria a la nuestra. Por tanto, esperamos un poco y pudimos acercarnos. Eran muy bonitos y les gustaba jugar delante de nosotros como si quisieran lucirse para todos los que estábamos allí presentes.
Una vez disfrutando con ellos bastante rato, nos dispusimos a acercarnos un poco a tierras españolas. De repente, vimos otro cachalote. ¡A este sí que nos dio tiempo a llegar! Tuvimos la oportunidad de verlo bastante de cerca. Era un animal muy grande y muy tranquilo, que navegaba por la superficie mientras cogía aire. Después de disfrutar unos minutos de él, se sumergió dejando ver la cola entera. Decidimos entonces volver al puerto de Tarifa.
Comer en Tarifa
Dice la gente que vive aquí que este lugar es perfecto. No solo las condiciones climatológicas permiten hacer deportes acuáticos de viento; además es un pueblo seguro y tranquilo con una buena gastronomía. Por suerte, lo pudimos comprobar durante nuestro fin de semana en Tarifa.
Hay innumerables lugares donde poder comer en Tarifa. Lo mejor de todo es que están abiertos a cualquier hora durante el día. Ya que hay gente continuamente saliendo del agua, puedes encontrarte personas comiendo tanto a la una del mediodía como a las seis de la tarde.
En cuanto a los platos típicos, hay que decir que no hay platos típicos. Esto no quiere decir que no haya pescaíto frito, puntillitas o gambas. Sí las hay, pero al haber tanta diversidad de gente en el pueblo, muchos de los restaurantes son de personas de fuera. Por tanto, hay lugares muy distintos, con platos típicos de varios países. Esto aporta mucho valor a la gastronomía tarifeña.
Además de este factor, la relación calidad-precio está genial en algunos sitios. Da igual que esté en pleno centro o en la carretera entre Valdevaqueros y Tarifa, pasando por Los Lances.
Las zonas donde más se concentran los restaurantes y bares son llegando a Tarifa por la carretera, luego en la avenida principal, la Alameda, el centro y el paseo. Justo enfrente del puerto marítimo es donde más variedad hay. Además, están todos muy cerca unos de otros.
De esta manera, lo que se planteaba como un fin de semana en Tarifa algo gris acabó sorprendiéndonos muy gratamente. Te retamos a que te pierdas por las calles tarifeñas y realmente llegues a conocer cada uno de sus rincones mágicos.
¿Te atreves?